lunes, 7 de septiembre de 2015

Reflexión

Por: Jorge Romero, inspirado en el mensaje del Presidente Russel M. Nelson LDS

En la sociedad actual, nuestras preocupaciones primordiales parecen estar equivocadas, vivimos sumergidos en un mundo que nos dice que hay que darle a nuestros hijos lo mejor, "yo me mato para darte lo mejor, yo me sacrifico para que tengas lo mejor del mundo" nos esmeramos en lo material y temporal creyendo que estamos ofreciéndole a nuestras generaciones lo mejor llenándolos de cosas materiales.
Y, si lo pensáramos un poco y nos preocupáramos por "darle al mundo los mejores hijos", por "darle al mundo lo mejor de nuestras familias", jóvenes con valores  y virtudes, familias unidas y llenas de amor, ¿no creen ustedes que tendríamos un mejor mundo?
No habría entonces necesidad de matarnos, sacrificarnos o preocuparnos por tener un mundo mejor, viviríamos en un mejor mundo. Debemos desaprender tantas falsas enseñanzas que este mundo nos ha dado, que el sistema y el consumismo nos ha inculcado, debemos ver a través de otros ojos, nuestros ojos, los ojos del verdadero amor a nuestro hijos.

miércoles, 8 de julio de 2015

Una Dona por una Antorcha

Por: Jorge Romero

" No debemos dejar de marchar, nosotros los pobres y hambrientos somos los que debemos estar en las calles" sencillas palabras de una mujer que se dedica a vender donas todas las tardes muy cerca de la casa del pueblo, más conciente de la realidad nacional que muchos estudiados y estudiosos, ésta mujer entiende diafanamente la esperanza que ha traido el movimiento denominado marcha de los indignados a la ciudad de La Ceiba, una ciudad que se ha movido entre la indiferencia y el desinterés,  la primera marcha generó una gran expectativa lleno doce cuadras y trajo a los que siempre hemos estado esperando un verdadero cambio de conciencia una esperanza tan ardiente como la llama de las antorchas, pero como era de esperarse a medida que las marchas han ido evolucionando los jóvenes y los de mediana edad han ido perdiendo el interés. En los que creemos no hay tal sorpresa, en los que adversan se esbozan sonrisas, en los escépticos quiza un te lo dije y así va esta marcha interminable,  que cuenta la historia de un pueblo que se mueve con el va y ven de las olas, volviendo a mi conversacion con la señora de las donas me entusiasma el afan solidario, el claro entendimiento de que la lucha que hoy se gesta no es para nosotros, sino para futuras generaciones, que al final del camino el perdedor es el politiquero barato, el vernáculo,  el lisonjero y mentiroso porqué después de descalificarse a si mismos lo que sigue es el castigo moral de un pueblo conciente, entonces lejos de que en las marchas haya más o menos gente comprendo que la llama de las antorchas no solo ha servido para iluminar la avenida San Isidro, no solo ha servido para dar esperanza,  sino que ha quemado vendas, que ha guiado en sendas obscuras y que ha ahuyentando el miedo a exigir derechos, a gritar consignas,  a salir en familia a decir ya basta. " Esto es lo que nos queda" me dijo antes de despedirnos con mi dona en la mano y con una sonrisa de esperanza, una que me dice yo seguiré marchando, una que dice no importa si llegan más o hay menos, yo estoy convencida de que lo que hago es correcto y que lo hago por los que quiero y por los que no se atreven, me alejé con ese mensaje ejemplo para esta nueva generación que a veces nos decepciona y a veces nos llena de tanta esperanza.

lunes, 30 de marzo de 2015

Recoja su muerto y Sepúltelo

Por: Jorge Romero

En este país al perder un ser querido es mejor no pedir a la policía o cuerpos de investigación que se hagan cargo del caso, recoja su muerto y sepúltelo, vea y no le resulte Al Capone, Pablo Escobar, o Jack el Destripador. En Honduras, además de cargar con la perdida y el dolor de su deudo también debe cargar con el desprestigio y el escarnio popular, después de todo la víctima se merecía la peor de las muertes, porque en Honduras, a nadie lo matan por buena gente, si es joven, es marero, si es una jovencita es pre-pago y si es estudiante es terrorista o vendedor de drogas. Partiendo de este pensamiento en Honduras, es mejor no morirse porque el sepelio le sale caro, en sus familias deja un gran vacío y dolor y ante la sociedad usted puede resultar el peor de los criminales, mientras sus victimarios son los justicieros que le han hecho un gran favor a la sociedad eliminando una gran amenaza. El valor de la vida en Honduras, se reduce a cifras y estadísticas que cuentan lo bueno que es el gobierno de turno, los comentarios no se hacen esperar " pero ya son menos los muertos", el valor de la vida se traduce a números, la deshumanización de la sociedad hondureña es enorme; es irónico que nos vistamos con habito de santos y religiosidad pasmosa y nos escandalicemos por las ejecuciones "islamistas" cuando en nuestro país los embolsados, estrangulados, torturados, decapitados y descuartizados abundan y son crímenes más horribles y deleznables.