Por: Jorge Romero
" No debemos dejar de marchar, nosotros los pobres y hambrientos somos los que debemos estar en las calles" sencillas palabras de una mujer que se dedica a vender donas todas las tardes muy cerca de la casa del pueblo, más conciente de la realidad nacional que muchos estudiados y estudiosos, ésta mujer entiende diafanamente la esperanza que ha traido el movimiento denominado marcha de los indignados a la ciudad de La Ceiba, una ciudad que se ha movido entre la indiferencia y el desinterés, la primera marcha generó una gran expectativa lleno doce cuadras y trajo a los que siempre hemos estado esperando un verdadero cambio de conciencia una esperanza tan ardiente como la llama de las antorchas, pero como era de esperarse a medida que las marchas han ido evolucionando los jóvenes y los de mediana edad han ido perdiendo el interés. En los que creemos no hay tal sorpresa, en los que adversan se esbozan sonrisas, en los escépticos quiza un te lo dije y así va esta marcha interminable, que cuenta la historia de un pueblo que se mueve con el va y ven de las olas, volviendo a mi conversacion con la señora de las donas me entusiasma el afan solidario, el claro entendimiento de que la lucha que hoy se gesta no es para nosotros, sino para futuras generaciones, que al final del camino el perdedor es el politiquero barato, el vernáculo, el lisonjero y mentiroso porqué después de descalificarse a si mismos lo que sigue es el castigo moral de un pueblo conciente, entonces lejos de que en las marchas haya más o menos gente comprendo que la llama de las antorchas no solo ha servido para iluminar la avenida San Isidro, no solo ha servido para dar esperanza, sino que ha quemado vendas, que ha guiado en sendas obscuras y que ha ahuyentando el miedo a exigir derechos, a gritar consignas, a salir en familia a decir ya basta. " Esto es lo que nos queda" me dijo antes de despedirnos con mi dona en la mano y con una sonrisa de esperanza, una que me dice yo seguiré marchando, una que dice no importa si llegan más o hay menos, yo estoy convencida de que lo que hago es correcto y que lo hago por los que quiero y por los que no se atreven, me alejé con ese mensaje ejemplo para esta nueva generación que a veces nos decepciona y a veces nos llena de tanta esperanza.